martes, 11 de agosto de 2015

DEL CRIMINAL LOMBROSIANO AL DELINCUENTE VENEZOLANO

¿Es posible reconocer a  un delincuente por su anatomía íísica? Lombroso dijo que sí y lo plasmó en algo más de una docena de libros que produjeron escozor. Ese médico y criminólogo italiano realizó unas cuantas centenas de autopsias y seis mil análisis de bandidos vivos para construir su teoría del "criminal nato", sujeto con características similares a las del simio. Asimetría en el rostro, frente hundida, orejas de gran tamaño, excesivo largo de brazos, asimetría en el cráneo, gran capacidad orbitaria (miran para todos lados) son algunas de las características de este "ser involucionado", como lo calificó el científico. "¿Será verdad", se ha preguntado el mundo desde entonces. 

Bueno, yo no he realizado las autopsias de Lombroso, pero sí observo coincidencias. El delincuente venezolano pareciera ser una especie y comparte características físicas y sobre todo de comportamiento. Yo lo veo simiesco en sus movimientos y de hablar gutural (cuando dice "uovón", por ejemplo); tiene brazos largos y mueve las órbitas como el que siempre anda buscando algo. Se ve en los "bachaqueros";  en el motorizado que por poco lo atropella; en quien lo empuja en el metro y en el obrero que lo tima. También en la cajera que se queda con su vuelto en el supermercado y en la doméstica que se lleva la comida. Son seres parecidos. ¿O no? Haga Usted la prueba ahorita mismo conmigo: imagine el físico de un malandro y reténgalo tres segundos. Descríbaselo ahora. ¿Verdad que parece un mono? Pues eso fue lo que descubrió el italiano criminólogo. Claro, el delincuente venezolano está tropicalizado, ya no es el jungladescendiente puro. Tiene "finuras", pero por más que se tongonee siempre se le ve la facha. Y en mi descargo digo: no he hablado de razas, por si acaso, así que no se me acuse de racista. Si su delincuente tiene colores, esos se los puso Usted. 

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