Esta plantita que ni idea tengo cómo se llama (de eso sé tanto como de cualquier cosa : NADA) se trepó sobre el cerco eléctrico y ahora se oye un chasquido perenne. Como el cerco es contra ladrones y demás trepadores, tengo sólo dos opciones, o corto la mata o corto el cerco. !Que broma! ¡Lucen tan bien esas florecitas! Pero también me gustaría seguir con vida, sépanlo.
Voy a decirles algo: ¡tengo miedo! Me atemoriza salir a comprar pan, un periódico para leer horribles noticias, o ver el televisor y enterarme de matanzas, robos, secuestros. Escribo desde Venezuela y ahora sí con vergüenza, amigos, desde "la Patria del Libertador"; pero qué libertad es esta de vivir enrejado en una casa; trancarse con cerraduras de máxima seguridad; no salir de noche y si es posible tampoco de día; tener instalados una cámara de vigilancia y una sirena de pánico; ignorar llamadas telefónicas de números desconocidos; verificar muy bien a quien se contrata para que repare cualquier cosa; olvidarse de servicio doméstico que no sea altamente conocido; manejar el automóvil con terror; no exhibir prendas ni siquiera de fantasía; estar ojo avizor en un restaurante; a riesgo dentro de un cine; vigilar al cajero que siempre da el cambio con falta? ¿...y más...y más... y más?
Bueno, y ahora lo último: debo cortar mi enredadera florecida para que a mi no me corten el pescuezo. Afortunadamente este blog por auto confesión es irreverente, de manera que puedo decir que si lo hubiera sabido, ante esta "libertad" o la opresión, habría preferido al Imperio Español. Lo digo yo, que he sido patriota, izquierdista, chavista, socialista y qué se yo. Ahora soy "cerquista": prefiero el cerco a la flor.
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