martes, 25 de agosto de 2015

LA TARTAMUDEZ DE LOS PSICÓLOGOS

¿Psicólogos venezolanos en silencio?

No, mejor en tartamudeo. Produjimos un pronunciamiento en Abril 20014, y once meses después produjimos un segundo, lo que no nos califica como mudos, pero sí como tartamudos.  Luego en fecha 06 de Agosto del corriente año, es decir hace diecinueve días, envié a mi amigo Juan Carlos Canga, Presidente Interino de la Federación, una propuesta para que se considerara remitir  al Presidente de la República una misiva con el propósito de ofrecernos como buenos oficiantes para un diálogo nacional. A continuación transcribo el texto:


"Ciudadano 
Nicolás Maduro
 Presidente de  Venezuela.

Señor Presidente, ponga Usted atención. El gremio de psicólogos de Venezuuela, representado por su Federración de Colegios, desea dirigirse a Usted para hacerle una propuesta concreta que consignamos al final de este escrito (pero no salte al final, que el texto previo le da sustento) 
Desde hace tiempo hemos observado -y sentido- el impacto que tiene sobre la salud psíquica individual y colectiva del venezolano, y de quienes con nosotros habitan, las adversidades que vive el país. En pronunciamientos anteriores alertamos sobre la presencia de un estado general de desasosiego, frustración, tensión , y sobretodo alteraciones en el comportamiento que han conducido a episodios de odio, violencia y rabia. El primer alerta lo expresamos en pronunciamiento fechado el 10 de Abril de 2.014 y contiene ocho propuestas y nueve recomendaciones de las que se hizo caso omiso. El 18 de Marzo de 2.015 produjimos un segundo documento en el que insistimos en el alerta sobre los riesgos psicosociales que conlleva la actual situación, y la necesidad de atenderlos antes de que se convirtieran en un problema de salud pública. No fueron atendidos y hoy ya lo son. Los colegas que hacen Clínica reportan un alarmante aumento en el número de consultas por angustia, miedo, desesperanza, ansiedad, depresión, ira, inseguridad, indefensión. agresividad, apatía, repliegue individual y familiar, y por supuesto trastornos psicosomáticos que afectan el estado de salud general y también abarrotan los consultorios de los médicos. Las crisis socio-económicas y políticas, que ya de por sí son graves, ocurren dentro de un contexto-ambiente de hostilidad y conflicto creciente que las agrava. A la vista de todos han ocurrido episodios -todavía afortunadamente aislados- de peligrosas expresiones de descontento colectivo en varios sitios y regiones. Estos incidentes no deben considerarse meros asuntos de orden público; tienen su origen en alteraciones de la emocionalidad que son producto del quebrantamiento psicológico que las subyace.

Por todo lo expuesto proponemos que convoque Usted a un diálogo nacional, real y extendido, que permita, mediante acuerdos y negociaciones, arribar a compromisos que permitan una convivencia en paz y un desarrollo nacional armónico.
La singularidad de esta propuesta reside en que nos ofrecemos en la "Federación de Psicólogos de Venezuela" para servir de facilitadores. No somos políticos sino psicólogos que conocemos de comportamientos, de interacciones y transacciones sociales, de percepción y emociones humanas, de facilitación, investigación y negociación. Ni siquiera hay en esta propuesta una intención gremialista. Ponemos al servicio de la idea nuestras competencias porque Venezuela lo requiere. En manos suyas dejamos esta misiva. Y en las de Dios. En resumen, nos ofrecemos como buenos oficiantes y al servicio de ello ponemos a disposición del país nuestras competencias. Si hace Usted buen uso de esta propuesta, que la Patria os premie. Si no, que os lo demande".

Esta es la misiva que envié a la Junta Directiva de nuestra Federación de Psicólogos para que considerase la conveniencia o  no de remitirla a Nicolás Maduro. Juan Carlos Canga, hoy Presidente Interino de la F.P.V., mi ex alumno y amigo, me informó telefónicamente que había sido aceptada, pero que se harían algunos arreglos en el texto para hacerlo "más institucional". Eso lo acepto, aunque no me divierte. Pero menos me divierte que hayan transcurrido dieciocho días sin una respuesta concluyente a lo que propuse. Quizá sea ingenua mi propuesta; quizá sea una proyección, aunque no hay percepción sin ella;  o quizá no esté escrita en el lenguaje adecuado a la cortesía que exige la diplomacia. A lo mejor es comprometedora; o peligrosa en tiempos duros. Pero siento que  merezco que se me responda y lo reclamo. Especialmente lo hago a mis ex alumnos y amigos Canga y Clara Astorga, directivos de la Federación.  Para los demás colegas: no crean que siento que salvo con esto mi responsabilidad. Eso no es lo importante. Lo importante está en el texto de este  escrito.

P.D  En estos tiempos de enganchamiento, espero no haber ofendido a nadie. 

martes, 11 de agosto de 2015

DEL CRIMINAL LOMBROSIANO AL DELINCUENTE VENEZOLANO

¿Es posible reconocer a  un delincuente por su anatomía íísica? Lombroso dijo que sí y lo plasmó en algo más de una docena de libros que produjeron escozor. Ese médico y criminólogo italiano realizó unas cuantas centenas de autopsias y seis mil análisis de bandidos vivos para construir su teoría del "criminal nato", sujeto con características similares a las del simio. Asimetría en el rostro, frente hundida, orejas de gran tamaño, excesivo largo de brazos, asimetría en el cráneo, gran capacidad orbitaria (miran para todos lados) son algunas de las características de este "ser involucionado", como lo calificó el científico. "¿Será verdad", se ha preguntado el mundo desde entonces. 

Bueno, yo no he realizado las autopsias de Lombroso, pero sí observo coincidencias. El delincuente venezolano pareciera ser una especie y comparte características físicas y sobre todo de comportamiento. Yo lo veo simiesco en sus movimientos y de hablar gutural (cuando dice "uovón", por ejemplo); tiene brazos largos y mueve las órbitas como el que siempre anda buscando algo. Se ve en los "bachaqueros";  en el motorizado que por poco lo atropella; en quien lo empuja en el metro y en el obrero que lo tima. También en la cajera que se queda con su vuelto en el supermercado y en la doméstica que se lleva la comida. Son seres parecidos. ¿O no? Haga Usted la prueba ahorita mismo conmigo: imagine el físico de un malandro y reténgalo tres segundos. Descríbaselo ahora. ¿Verdad que parece un mono? Pues eso fue lo que descubrió el italiano criminólogo. Claro, el delincuente venezolano está tropicalizado, ya no es el jungladescendiente puro. Tiene "finuras", pero por más que se tongonee siempre se le ve la facha. Y en mi descargo digo: no he hablado de razas, por si acaso, así que no se me acuse de racista. Si su delincuente tiene colores, esos se los puso Usted.